Aún es posible una candidatura unitaria

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La izquierda alternativa se encamina dividida a desperdiciar una magnífica oportunidad de apuntillar al bipartidismo con un resultado en las europeas que realmente cuestione el status quo. Pero aún no es tarde. Es todavía posible, pese a las dinámicas excluyentes iniciadas, lograr una candidatura unitaria para el Parlamento Europeo. Como sobran las razones para la convergencia, este post no ahondará más en ellas, y pretende contribuir a alumbrar un mecanismo que haga posible lo que todos dicen querer.

Es evidente que se parte de una gran problema, la falta de tiempo. Pese a que hace más de un año la X Asamblea Federal de IU mandató la búsqueda de la convergencia, los trabajos entonces iniciados han logrado magros logros. La vía de implicar a los indignados alejados de los partidos, a través del proyecto Suma, no tendrá traslación electoral; la coalición con fuerzas de implantación no estatal parece que va a quedar reducida a ICV, Batzarre, salvo que se sumen a última hora Anova y/o la Chunta; y las negociaciones con otras fuerzas estatales como Equo e Izquierda Anticapitalista también se rompieron. La irrupción de Podemos ha añadido complejidad al empeño por converger, pero también ha reanimado el debate sobre su necesidad.

Prácticamente todas las fuerzas antitroika que podrían caber en la coalición electoral a la que se aspira han iniciado ya los procedimientos para elegir a sus candidatos. El mecanismo de convergencia debe pasar por respetar esos procesos y por entenderlos como elecciones internas de esas fuerzas para elegir a sus candidatos en la lista electoral conjunta. Y a partir de ahí, que se sumen quienes quieran.

La gran cuestión es cómo ordenar esa lista electoral de modo aceptable para las fuerzas que la respaldan y para los electores que la han de votar. En este punto, el procedimiento de primarias abiertas es ineludible. Es un mantra que, con similar éxito vacuidad que el de las listas abiertas, se ha instalado en la opinión pública. Los miedos a este procedimiento se están demostrando infundados. No va a haber una gran participación de ajenos al proceso que puedan desvirtuarlo, como demuestran los muy previsibles resultados de las poco masivas primarias del Partido Verde Europeo, ni tampoco se va a personalizar en exceso dado que los grandes medios no prestarán apenas atención al proceso. Y se pueden establecer suficientes controles para garantizar la limpieza del proceso. Así pues, el censo está claro, todos los militantes de los partidos que respalden la candidatura y los simpatizantes de la misma que se registren previamente. Los candidatos serían los elegidos por los partidos y federaciones mediante el sistema que hayan elegido, y quienes presenten suficiente número de avales a nivel estatal o de su comunidad, pues las votaciones, como ahora veremos, serían a doble urna.

Los militantes y simpatizantes votarían así en dos urnas. Una para los candidatos estatales y otra para los de las comunidades autónomas. Las papeletas serían binominales, con dos únicos candidatos de sexo distinto. El orden de los dos nombres que contendría la papeleta solo tendría relevancia en el caso del cabeza de lista. La candidatura se ordenaría finalmente alternando a los candidatos más votados a nivel estatal con los candidatos ganadores en las comunidades autónomas con mayores electores registrados y respetando la paridad mediante la selección de uno de los dos nombres de las candidaturas en función de su sexo. A modo de ejemplo, así se podrían ordenar los diez primeros puestos de la lista:

  1. El candidato preferente de la papeleta más votada a nivel estatal.
  2. El candidato, de sexo contrario al anterior de la lista, de la papeleta más votada en la comunidad con más electores.
  3. El candidato, de sexo contrario al anterior de la lista, de la papeleta más votada en la segunda comunidad con más electores.
  4. El candidato, de sexo contrario al anterior de la lista, de la papeleta más votada en la tercera comunidad con más electores.
  5. El candidato, de sexo contrario al anterior de la lista, de la segunda papeleta más votada a nivel estatal.
  6. El candidato, de sexo contrario al anterior de la lista, de la tercera papeleta más votada a nivel estatal.
  7. El candidato, de sexo contrario al anterior de la lista, de la papeleta más votada en la cuarta comunidad con más electores.
  8. El candidato, de sexo contrario al anterior de la lista, de la papeleta más votada en la quinta comunidad con más electores.
  9. El candidato, de sexo contrario al anterior de la lista, de la papeleta más votada en la sexta comunidad con más electores.
  10. El otro candidato de la papeleta más votada a nivel estatal.
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